viernes, 3 de julio de 2009

Avenidas Imaginando


Fue de casualidad que nos vimos en el bajo, cerca del correo central, yo estaba apurado sin motivo, me gritaron, me dí vuelta y era ella: mail, celular, tus cosas bien, si si bien, bueno nos vemos, dale si nos vemos, chau, besos y saludos.
Estaba linda como siempre y yo dije boludeces, se me trabó la lengua, me puse nervioso y mientras ella naturalmente me contó, entre el verde y el rojo del semáforo, su vida actual yo soltaba con parquedad variaciones de “mira vos”, “mira que bueno”, “no me digas”… Y se fue.
Imaginé mientras cruzaba Alem la situación perfecta. En esa proyección yo hablaba pausado, seguro y tranquilo, ella me miraba y asentía. Era un tipo interesante en esa conversación. – ¡Que haces pedazo de pelotudo! me gritó un tachero que agresivamente me volvió a la realidad: estaba cruzando una avenida del centro, casi me pisa el señor taxista y la había visto a ella.
La esperé. Me prendí un pucho y miraba atentamente la pelea de box de la tele del bar. Llegó, me saludó y me interrogó acerca de hace cuántos años que no nos veíamos. Hablaba mucho igual que siempre, bailó mucho me contó, hombres insensibles le rompieron el corazón y tenía muchos cosas que hacer. Me dijo al pasar que se acordaba de un cumpleaños en el que nos abrazamos. Y eso que soltó como si nada, como una lágrima, era un suceso trascendente en mi vida, pero no se lo dije porque bruscamente me preguntó por antiguas y muertas amistades. Yo sólo la miraba monologar.
Miró el reloj, se tenía que ir. Me dijo que era su mejor amigo y que estaría bueno vernos seguido y que bueno habernos encontrado y la reputa madre que lo re mil parió pensé, pero sonreía diciendo que si, que claro, dale nos vemos otro día. Era un ministro sin cartera, un eterno jugador suplente, era su amigo y ella me contaba que con fulano no se podía hablar de las cosas que hablaba conmigo. Me ofendí luego de un rato, pero ella se había ido una vez más.
Desde entonces decidí adorarla desde lejos y de vez en cuando cruzar avenidas imaginado. Porque como me dijo un sabio del club Villa Tranquila luego de una partida de truco:-Amigos… amigos son los huevos.