jueves, 17 de mayo de 2012

EL CIELO Y LA TIERRA ( Volvimos al fútbol o algo así...)

“Enojarse, eso es fácil.
Pero con la persona correcta,
En la intensidad correcta,
En el momento correcto,
Eso es sólo cosas de sabios”
Jacobo Winograd “alías” Chizito- Pintor dadaísta.

Cuándo pasó, cómo sucedió. ¿Se cumplió un ciclo tal vez? ¿Eran jugadores cíclopes? ¿Es el momento del retiro?

Ayer si El Gráfico hubiera titulado el partido sería rememorando la tapa de Colombia 5 Argentina 0:¡Vergüenza!  El resultado demostró como nunca la superioridad física, emocional y futbolística de un equipo por sobre otro.

El cuarteto Delbreil; Pujol; Carlomagno; Granero fue una murga. Interpretando murga no en la acepción de  felicidad, vivacidad y alegría, sino como la promiscuidad, la borrachera, el desorden y la inmoralidad de quién se sabe perdido.

Carlomagno se enojó con la versión mejorada de Chita Ascarza, que ahora resulta que toca, toca y toca. Pero además el jugador proveniente de Angola es un cargador nato, entre el paseo terrible, el santi irritaba a la parcialidad visitante al grito de horrible y al “corto” Carlomagno eso no le gustó en absoluto e intentó manifestarlo en una patada baja. Pero no logro alcanzarlo. Primer enojo.

Pujol tuvo un rendimiento que sorprendió por la falta de precisión, entró en desesperación al ver que la derrota  se apoderaba del ánima y sentimiento de su equipo. Se enojó con el compañero Juncho Granero. Granero que viene de una complicada operación de ligamentos cruzados, no entendía cómo podía ser que el hermano lírico de Puyol le recriminaba y apostaba por él para dar vuelta el resultado adverso.
Se sabe que desde el debut deslumbrante de “los pibes de oro” Delbreil-Granero los hinchas y los máximos dirigentes apuestan o apostaban por estos muchachos. Se sabe también, que se los ve asiduamente por el Bar Goyeneche, lugar que se hizo famoso cuando Delbreil salía del mismo y choco su BMW con un surtidor de nafta, un playero, una parada de bondi, un diplodocus y un manifestante gay.
   

Del otro lado del río

Diremos que había dos pibes que fueron lo más parecido a los hermanos Koriotto de los supercampeones, se pasaban la pelota desde un andén a otro de la estación de Tigre cuando eran chicos. Terribles jugadores queoff the record  dijeron a la prensa “Fue un pesto, con estos putos no jugamos nunca más, y eso que jugamos a 17.5 % de nuestras posibilidades”

Pero nada hubiera sido posible sin la estrella iluminada, el pesimista del gol como algunos lo llaman, el gran Lautaro. El pesimista del gol tiene definiciones que se apartan de los cánones del número nueve. Cuando la jugada indica pegarle fuerte, le pega débil. Cuando parece que la jugada se tiene que definir sutil el tipo rompe el arco. Siempre termina en gol. Un crack.

Finalmente en los últimos tramos de su carrera Ascarza pudo entender, comprender y estar en vías de ser un sabio. La vida te da sorpresas, quién iba a pensar que cuándo el mundo futbolístico acordaba que los excesos del simio terminarían con su carrera e incluso Ariel “el burrito” Ortega decía “Santiago está tomando mucho”

No hubo enojos. Hubo fútbol. Y enojarse es fácil, ¿pero con quién deberían enojarse el cuarteto Delbreil, Pujol, Carlomagno y Granero?

La historia milenaria del budismo afirma dentro de sus máximas que tanto el cielo como el infierno se encuentran en cada una de las personas. Es ahí dónde hay que buscar y bucear las respuestas, los enojos, los contratiempos. Es ahí y en ningún lado más.