domingo, 13 de septiembre de 2009

Siamo Fuori della Copa... un giorno tristissimo...

Todo se ha dicho. Poco se ha jugado. Durante la previa con Brasil se hablo mucho de actitud o el más cercano "huevos". Nada de cómo jugar y de qué forma. Los multimillonarios jugadores son por lo menos apáticos. ¿Dónde quedo Carlitos lo que tanto admirábamos de tu juego barrial?; ¿ Y el jugador de play Lionel Messi... vino de España o tuvo un problema con migraciones?.
No miró más TyC, no quiero escuchar a Niembro, a Macaya y a toda esa sarta de boludos, prefiero, en cambio, ir a la mesa del Club Villa Tranquila y escuchar a los viejos sabios que me afirman, que me inducen a pensar estrechamente.
Cuando llegué a la mesa poblada de cadáveres de vinos y cervezas, escuché que el Dios era bajado de un gomerazo del Olimpo. Y entonces les dije:- Señores, me van a tener que disculpar...
Me retiré en silencio. Pensando en esas bellas palabras de Eduardo Sacheri. Aunque quiera y me sobren los motivos, no puedo decirte nada. No me alcanza con estar fuera de un mundial. Porque siento que estoy en deuda.

Me van a tener que disculpar. Eduardo Sacheri.
(Fragmentos)

“Pero me van a tener que disculpar, señores. Hay un tipo con el que no puedo. Y ojo que lo intento. Me digo: no puede haber excepciones, no debe haberlas. Y la disculpa que requiero de ustedes es todavía mayor, porque el tipo del que hablo no es un benefactor de la humanidad, ni un santo varón, ni un valiente guerrero que ha consolidado la integridad de mi patria.”

“Y ojo que no sólo no es un pobre muchacho saturado de virtudes. Tiene muchos defectos. Tiene tal vez tantos defectos como quien escribe estas líneas, o como el que más. Para el caso es lo mismo. Pese a todo, señores, sigo sintiéndome incapaz de juzgarlo. Mi juicio crítico se detiene ante él, y lo dispensa.No es un capricho, cuidado. No es un simple antojo. Es algo un poco más profundo, si me permiten calificarlo de ese modo. Seré más explícito. Yo lo disculpo porque siento que le debo algo. Le debo algo y sé que no tengo forma de pagárselo. O tal vez ésta sea la peculiar moneda que he encontrado para pagarle. Digamos que mi deuda halla sosiego en este hábito de evitar siempre cualquier eventual reproche”