sábado, 9 de mayo de 2009

La columna con Roña

Desde hoy la agraciada pluma del Roña estará cada semana en el Gran boludo Argentino.
Hoy nos cuenta su alejamiento del diario Clarín y el comienzo de su carrera boxística profesional.
¡BIENVENIDO CAMPEÓN!








Jorge “Locomotora” Castro.[1]

DETRÁS DEL PENSAMIENTO, UN PUÑO DE HIERRO


“Enojarse eso es fácil. Pero con la persona correcta, en la intensidad correcta y en el momento correcto, eso si que no es fácil”
Arist
óteles


La página en blanco es uno de los más terribles padecimientos de un escritor. Hace un tiempo el editor general del diario, me dio la directiva de hacer una nota acerca de la gripe porcina, que en realidad es mal llamada con ese nombre, porque la influenza que recorre el mundo es producto de la combinación entre dos gripes, la aviar y la de los chanchos. Le dije con mi lenguaje al que algunos llaman tosco: - Ricardito, ¿porque no me chupas un huevo?, toy hasta las pelotas con esto de los chanchos con mocos… te voy a cagar a trompadas, además le das al mamarracho de Marcelo Bonelli una página entera y a mí solo 3000 caracteres. Ricardo me miro, se sonrió levemente y… llamo a seguridad. No pude con ellos, eran muchos más, pero alguna ñapi les puse a esos jetones. Así es como fue mi salida del diario Clarín, lugar al que no pienso volver, salvo que me den la página de Bonelli.
Cuesta muchas veces reconocer que uno necesita ayuda, en ese momento, en el que despotriqué contra el señor editor, solo pensaba en qué mierda escribir, y es que tanto se hablo de la gripe, tantas posturas se plasmaron que no sabía que hacer. Discúlpeme señor editor, quiero mi trabajo de nuevo, solo fue un exabrupto, tengo que darle de comer a mis 16 hijos y a los otros 19 que no reconocí.

Realmente es un momento terrible para mí, tengo que escribir en este blog que no lee nadie y es vergonzoso las condiciones de trabajo en las que estoy, pero como intelectual y escritor me debo a mi publico, aunque sean 2 o 3.
Tal vez alguno se sorprenda, porque compró mi imagen de boxeador marginal, mal hablado, participante de reality, sucio y por sobre todo come trabas. Pero no es así, solo es un personaje que inteligentemente generé para hacer dinero y perderlo en el casino. Tal vez si cuento un poco de mi historia personal puedan entenderme. A mí 19 años era un joven patagónico, que cursaba en la facultad de ciencias sociales, la carrera de sociología, me gustaba mucho, pero sentía que mi sed de conocimiento no podía ser apaciguada en ese recinto. Weber, Marx y Durkheim habían sido par mí cuentos infantiles de niños ya que mi padre me leía párrafos enteros para dormirme de los clásicos El Suicidio, La Ética protestante y por sobre todo de El Capital. Tenían y tienen estos textos una familiaridad muy grande y acercarme a ellos en calidad de principiante no era muy alentador, no me generaba ninguna inquietud intelectual. Fue en una clase de sociología general en la que el profesor hablaba del libro de Émile Durkheim Las reglas del método Sociológico y dijo palabras que revelaron su incompetencia, obviedad y estupidez: - Creo que principal objetivo de esta obra de Durkheim fue extender a la conducta humana el racionalismo científico. Yo no recibí el don de hablar con las convenciones que la mayoría de la gente describe o encuadra en “bueno modales”. Mis pensamientos cerebrales se disocian de mis cuerdas vocales al hablar, en suma pienso como un alma inquisitiva e inquieta apoyada en las más diversas lecturas y análisis, pero hablo como el reverendo ojete, hablo mal, y no puedo controlarlo.
En aquella clase en el aula magna Rodolfo Walsh, solté esas palabras que determinaron mi rumbo:- Vos sos un pelotudo, má vale que es asi gato con sarna, forro te haces el sabiondo, y te leíste la contratapa del libro. El aula se paralizó, el profesor me invitó a retirarme y cuando me disponía a salir un concheto me dijo: - Salí de acá negro de mierda. Le rompí la mandíbula, según supe después, con un gancho de derecha de lleno en el mentón. Pronto otros muchachos intentaron determe y fueron cayendo uno a uno a fuerza de golpes bien conectados, rapidez y fuerza. Las chicas gritaron de miedo y salían corriendo asustadas.

Salí tranquilamente del recinto, no miré al profesor, los demás alumnos yacían el piso. Salí sabiendo que jamás volvería a poder estudiar. En la calle y caminado por Alvear un viejito se me acercó y me dijo:- Yo vi la paliza que les dio a esos muchachos, por favor déjeme entrenarlo, déjeme hacerlo campeón de box. Era mi única salida y acepte esa vida, porque ya no tenía alternativa. Pasaron dos semanas y gané mi primera pelea amateur en el club Estrella de Lomas del mirador, mi destino era ser campeón mundial de boxeo.
Los puños le ganaron por KO a las palabras y al pensador que no pude ser.




[1] Ex campeón mundial de boxeo, Escritor, fiestero, bostero y peronista.