jueves, 18 de julio de 2013

Otra vez

Otra vez. Imposible.

Corrí con él a la par, unos diez metros, por el costado del área grande, forcejeando, casi llegamos a la línea de fondo, ya lo tenía medido: La patada sería desleal, sería el hombre más puteado de la cancha. Pero me importaba muy poco. Otra vez. Técnicamente imposible. El tipo frena donde la inercia y las leyes de la naturaleza afirman que no, no se puede, no se debe. Su cuerpo levemente llegando a los cuarenta y cinco grados va hacía adentro. Yo, hace milésimas eternas de segundo, que estoy pensado como los miles que están en el estadio, que ese mortal, no llega, que se le escapa, que no puede ser, que pasó, que llegó, otra vez y me dejó como un hombre mirando al sudeste. 

Otra vez. Engancha Orteguita y lo seguirá haciendo hasta el final de nuestros días.

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