lunes, 31 de mayo de 2010

Angelus. Mario Benedetti


Hoy me levante así... son días.


Quién me iba a decir que el destino era esto

Ver la lluvia a través de letras invertidas,
un paredón con manchas que parecen prohombres,
el techo de los ómnibus brillantes como peces
y esa melancolía que impregna las bocinas.

Aquí no hay cielo,
aquí no hay horizonte.

Hay una mesa grande para todos los brazos
y una silla que gira cuando quiero escaparme.
Otro día se acaba y el destino era esto.

Es raro que uno tenga tiempo de verse triste:
siempre suena una orden, un teléfono, un timbre,
y, claro, está prohibido llorar sobre los libros
porque no queda bien que la tinta se corra.

2 comentarios:

  1. Qué increíble que alguien (en este caso Benedetti) haga de un día tan deprimente una poesía tan hermosa.
    Todos tenemos estos días, ya vendrán otros lindos.
    Saludos!

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  2. Todos tenemos esos dìas en que nos estalla el calefòn.
    Hermosa reflejo de lo que en esos dìas sucede.
    Geri

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