lunes, 1 de febrero de 2010

Una mujer

La diosa bajó del Olimpo.
Fue ahí entre las luces, las poses y esa música que no se escucha.
Confirmé, como tantos otros, su divinidad.
Que la adoraba, que aparentaba hielo, que la quería.
Y se fue como siempre:
Hermosa, inalcanzable, una deidad que a veces se parece a una mujer.

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