miércoles, 17 de junio de 2009

Contratapa de Fernando Peña por su último cumpleaños.










"Si me ve por la calle griteme puto lindo... porque la vergueza no es ser puto... la verguenza es usar la camisa arremangada"









Feliz cumpleaños.
Hoy cumplo años, sí señores, hoy nació esta marica patética, este monstruo impresentable o esta gran persona y este gran actor. Fernando Peña.

"Andate a la puta que te parió, Peña". “Te amo, Peña.” “Puto lindo, invitame a almorzar.” Te escucho todas las mañanas.” “Por qué no te volvés al Uruguay sidoso de mierda.” “Peña, mi amor!!!, sino sería macho, me caso con vos.” “Usted es un degenerado, no hay derecho, usted no debería estar en ningún medio público.” Todo lo anterior me lo gritan miles de personas día a día. Todos los días, todo el tiempo, todos los días a cada hora, a cada instante… lo juro. ¿Se imaginan ustedes lo que es vivir siendo Peña? Siendo Fernando Peña, no Florencia… ¡cómo te envidio Flor!, a vos te deben gritar cosas lindas, nada más. De todas maneras no me quejo, yo lo provoqué.





Hoy cumplo años, sí señores, hoy, 31 de enero nació esta marica patética, este monstruo impresentable o esta gran persona y este gran actor. Qué sé yo qué pensás de mí. Hace dos días, conversando con un amigo en su auto… me corrijo, voy a decir el nombre, ya estoy muy viejo como para no hacerme cargo de la identidad de mis amigos, mi amigo se llama Alejandro… retomo y reescribo, pues Alejandro me dijo entonces respondiendo a un comentario mío…: “Y, viste cómo es, uno nunca termina de poder entender lo que en realidad piensa la gente”. El comentario de Alejandro fue una respuesta a una catarata verborrágica de mi parte. Últimamente me tiene un poco tristón el andar perdiendo gente por la vida. Vieron cómo es esto de la amistad, por hache o por be, de pronto uno sin pelearse con alguien deja de verse. Y es triste. Y no depende de nosotros. Ni del otro. Son simplemente malos entendidos… malas interpretaciones. La frase de Alejandro me explicó, me sirvió, y es el puntapié para lo que quiero decir. Hace unos años hacía una obra en teatro que se llamaba Ni la más puta; era un espacio de improvisación, tenía todo mi vestuario colgado en percheros en el fondo del escenario y empezaba a jugar y a divertirme. Nunca tenía ni la más puta idea de lo que iba a suceder esa noche, era lo que se denomina un “happening”. Había compuesto una canción para cerrar esas noches de teatro, esos happenings, y la canción se llamaba justamente “Ni la más puta”. Decía: “No tenía la puta ni siquiera la más puta de que yo iba a ser la más puta de este país. Puta, puta, pero putísima y con ganas, justamente esas ganas son las que me salvan de ser la más puta del país, las ganas que me salvan de ser la más odiada, la más escupida, la más atrevida, la más apestosa, la más maleducada, la más impresentable, la puta más sidosa de este puto país. Tampoco tenía la más puta, no tenía ni la más puta de que iba a ser la más decente del país, la puta correcta, la más pudorosa, la mejor educada, la más justiciera y la más pura de este hermoso país”. En el día de mi cumpleaños quiero regalarles a todos ustedes este manifiesto: Perdón si te rompí el corazón. Perdón si te debo plata. Perdón si te lastimé. También te pido perdón si me odiás y si te causo rechazo. Perdón si no estás de acuerdo conmigo. Perdón si te di vuelta la cara. Perdón si no te firmé ese autógrafo. Perdón si no te di esa foto. Perdón si te contesté mal. Perdón si me enojé. Perdón si no te fui a saludar. Perdón si puteé y tuviste que bajar la radio porque estaban tus hijos en el auto. Perdón si mentí. Perdón si digo siempre la verdad… yo también te perdono porque vos también me hiciste todo lo anterior. “¡Ayyy, Peña, te me pusiste profundo y melancólico otra vez!” “¿Dónde está el transgresor?”, “¿Dónde está el puto zafado?”, “No me gustás así”, “Sí, seguí así, Peña, te quiero así”, “Estás viejo para tanta rebeldía, Peñita”… y siguen opinando, y siguen ladrando. Qué sé yo... Agarrate. Voy. Crudo. Lo voy a escribir sin puntos y sin comas para que lo tragues rápido, como una cucharada de Benadril. Voy. Va. Hace dos días un ómnibus que iba a la ciudad de Salta chocó en Santa Fe y se mataron tres mujeres, una de las mujeres se llamaba Felicitas Felicitas estaba en la vida de mi amigo Marcos a Marcos le gustaba Felicitas y Marcos no se animó y pensó cuando vuelva de viaje la llamo retomo y me enamoro Felicitas se mató y Marcos abrió los ojos grandes como dos huevos duros y quedó pensando mientras Felicitas vuela en sabrá Dios qué nube… ¿lo tragaste? Mientras dicto esto a María José, que me tipea, me pregunta si es cierto esto. Le digo que sí y me pregunto qué cosa extraña nos lleva a los seres humanos a desconfiar de la muerte. Feliz muerte, Felicitas; feliz cumpleaños, Peña. Cumplir es morir un poco más. Morir es cumplir un poco más. Mientras ella cumple con la vida, yo muero en mi cumpleaños. “¡Ahhh, ahora sí te pusiste profundo, Peña.” Pensá lo que quieras, defensas te sobran, excusas también. Termino. Concluyo. Digo feliz cumpleaños a mí, feliz cumpledía lector, hoy cumplo años pero tu vida no está on hold, todos cumplimos segundos, minutos y el tiempo corre mientras otros soplamos velas… siempre te lo digo: “¡Guarda con el paso del tiempo!”. Me lo enseñó Oscar Wilde cuando tenía nueve años y para asumir mi homosexualidad incipiente leía a escondidas a este puto a mil voces. Se comentaba en el St. Andrews que mucho más que el Happy Prince no se nos podía dar a leer, ¡a ver si todavía nos contagiábamos!. Pero yo a escondidas te hojeaba, Oscar, y ahí encontré la hermosa frase: “Life is what happens while we are doing something else”. Chau Felicitas, hola Peña, hola mi querido lector, sos un nabo, te amo… no tengo ni la más puta… cómo saber qué piensa el otro, cómo meterse en la cabeza del otro. Como dijo Alejandro: “Y, viste cómo es, uno nunca termina de poder entender lo que en realidad piensa la gente”; se me pianta un lagrimón. Se me hizo un lío en la garganta y una galleta en el puño. No tenía ni la más puta… ni la más puta clue, Oscar… de que yo iba a estar tan triste por la muerte de Felicitas y tan feliz por mi renacimiento en este 31 de enero. Esto es un papelón, digo, utilizar la contratapa de un diario tan serio para masturbarme con mi cumpleaños. Esto es digno, digo, utilizar la contratapa de un diario tan serio para festejar mi cumpleaños. Siempre van a opinar lo que quieran, cómo meterse en sus cabezas. Te aburrí… y tu silencio también me aburrió, lector. Como decía mi tía Yolanda: “¡Que difícil es todo!”, hacerse entender, digo, o como me dijo Alejandro, blablabla.