sábado, 4 de abril de 2009

"El Chisme"

Dedicado a la Sra. Diana, a la Sra. Miriam, al japonés Fideo, al gordo vago y pajero, al señor verde y a todos esos parásitos que ejercitan el chisme.

El Chisme

“El chisme es una mentira al infinito.”

Tiene mal olor, algo se está pudriendo en ella. Camina saludando y repartiendo hipocresía a cada instante. Lo sabe, pero igual saluda imitando una mueca que se parece a una sonrisa. Cree en la seguridad en sus actos, pero da pena, al verla da pena. Quiere ella el poder que nunca tuvo, busca halagos, ser reconocida, ser alguien que nunca pudo por ineptitud. Es una señora de la Ley. Quiere justicia para su vida, que se asemeja mucho a la mierda.

La otra está muy bien vestida, ostenta anillos y demás “chucherías” en sus manos y cuello que busca estar erguido, aunque muchas veces no puede por el peso de cabeza. Es una señora bien. También es una señora de Ley o eso dice. Parece distinta a la otra, pero no lo es. Quiere falsos aduladores y una posición como la que ocupa en su casa con la chica que le limpia. Son patéticas las dos y por sobre todo son chismosas.

No buscan la verdad. No se sienten reconocidas dicen. Nadie las escuchó.

En una esquina, ellas practican el chisme. Que consiste en afirmar algún delito o mal accionar de alguien, que siempre es ajeno a la conversación, y eso fundamental que la persona en cuestión no este presente. Porque dejaría de ser chisme. En esa esquina ellas dudaron un día. Si, las señoras dudaron. Pero del chisme no se duda porque es una afirmación sin pruebas, pero de la que se tiene total certeza. Llamaron al señor verde que también les contó que dudaba. El señor verde llamó al que no duda nunca: el japonés Fideo, pero justo no estaba. El gordo no pudo ir, dijo una señora, estaba en el baño.

Dijo la señora bien: - Yo conozco un sabio, que me dijeron mis amigas que es maravilloso…

La señora con olor contestó: - Y bueno vamos.

Y las dos fueron.

Le contaron al señor sabio. Le preguntaron al señor sabio, si estaba mal lo de los chismes. El señor sabio era sereno, pero su cara se transformó al oírlas, y dijo con rabia: - Pero señoras, lo que están haciendo es una aberración. Las señoras escucharon lo que no querían oír y se disponían a partir, es típico de ellas.

-Es terrible, el chisme, no tienen idea del daño que le hacen a las personas. Enfurecido golpeó la mesa.

-Qué podemos hacer para remediarlo… lo que usted diga.

El sabio pensó un momento. Finalmente dijo:

-Tomen una almohada y un cuchillo. Vayan a la terraza de un edificio, luego corten la almohada a la mitad y tiren todo su contenido. Luego de hacerlo vuelvan aquí de inmediato.

Una pensó en darle dinero al sabio. La otra en una acción legal por “mala praxis” en el ejercicio de la sabiduría. Pero finalmente lo hicieron, tenían tiempo.

Volvieron a lo del sabio. Éste les dijo: -¿Qué fue lo que vieron?

Se miraron y una contestó:- Plumas por todos lados, que se las llevaba el viento para todas las direcciones.

El sabio satisfecho les dijo: - Muy bien, ahora diríjanse a ese lugar y recojan todas las plumas. Una por una.

Eso es imposible dijeron las mujeres aterradas.

Y el sabio les dijo: -Señoras, eso es el chisme.

Escrito y transformado, en base a una anécdota de la película “La duda”.