viernes, 13 de agosto de 2010

Caras y caretas, caretas, caretas...

Los revolucionarios pseudo anarquistas son glorias en mí juventud. Que no es la mejor juventud. No. Son pequeños burgueses pero no lo pueden admitir, no se reconocen en ello. Pregonan, afirman, confirman que les chupa bien un huevo la política, la religión y lo que implique jugarse entero por algo.
Les encanta que los demás piensen que no les importa nada, que son rockeros, pero ahorran suficientemente el reviente para no rozar ni un poquito a los negros, ni parecerse a los villeros y se sostienen por sobre todo en la billetera paterna que dios (¡ah cierto que no creen!) les dio.
Se mojan cuando se encuentran y pueden charlar con uno de su especie, se cierran, y miran el culo de Europa como una quinceañera en su primer amor. Les dije que les gusta el rock. Pero no el cabeza de acá. Son de exportación.
Tienen el anhelo de pasarse por chicos de barrio, conurbanos, pero no. Su mundo es palermitano. Son mercaderes que se venden liebre, pero son chetos... Algún día los vas a conocer.

3 comentarios:

  1. No gracias, no me interesa conocerlos.
    Saludos Pato!

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  2. Conozco un par de éstos... (por cierto, qué buena descripción!)... pero no nos cebemos en la estigmatización. Deberíamos imaginar un mundo que los incluya, de alguna manera, también a ellos.

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  3. Yo no soy así, de verdad, es Ernesto que no quiere conocerlos...jajajja Es verdad lo que decís... me pasa bastante eso de cebarme...Gracias!

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