“Todos estamos
aparentemente atrapados
en un mundo
mental en el que las visiones se diluyen
con la
ensoñación y el deseo”
Oé Kenzaburo
Fernando Castillo pensó, parafraseando a Walsh que “Las
puertas de los baños, son la imprenta de las perversiones”. Estaba cagando en
el baño de un McDonald´s y en el esfuerzo, comenzó a observar la puerta blanca
y las esquelas típicas.
Había como es habitual invitaciones a felatios gratuitos con
su debido contacto telefónico; cruces de alto contenido sexual entre equipos de
fútbol, la más destacada: “Cuando me muera donaré todos mis órganos, menos la
pija que es para Lanús”; había cruces políticos maravillosos, dignos de la
retórica de hoy, “Más contento que radical con helicóptero nuevo” era el más
destacado; en fin, Fernando leía entre esfuerzos y vio en la esquina un sticker naranja flúor con
letras negras: “Stargate: El portal
hacía la aventura”.
Anotó el celular. Uno nunca sabe porque hace cosas
pelotudas, simplemente las hace. Como llamar por teléfono al número de un
adhesivo del baño que dice Stargate y
combinar una cita.
-Hola qué tal, mi nombre es…
-Fernando
-¿Cómo lo sabe?
-Es mi laburo pibe, no te asustes, yo soy Raúl Bengoechea,
pero me dicen Ra, te la hago corta, porque estoy con un temita con un proveedor
del kiosko; la cuestión es que te ofrezco algo único en el mercado, tengo el
Stargate, con el que podes viajar a civilizaciones desconocidas, unos universos
paralelos que te caes de culo, ¿cazas algo de lo qué te digo?
Fernando todavía
estaba sorprendido, cómo sabía su nombre, y balbuceó, casi entre dientes:
-Co…como… la película me decís…
-Exaaactamenteee, igualito, está teniendo mucha salida el
City tour que te lleva a una ciudad antigua gobernada por dioses mitad
egipcios, mitad mayas, se puede pagar con tarjeta de crédito, en cómodas
cuotas, eso si tenes que traer el DNI.
-¿El documento para qué?
- y pasa que la Secretaría de Transportes lo exige viste, acá
cumplimos todas las reglamentaciones a raja tabla, podes llevar un bolso de
mano y bueno, nada eso… ¿cuándo tenes pensado viajar?
-Mire Raúl…
-Ra, decime Ra.
-Ra, no sé tengo que consultarlo con mi señora, no son
decisiones que se tomen de un día para otro…
-¡Vaaaaamos Fernando! Estas son cosas que no se piensan
demasiado, tiene una oportunidad única, no la desperdicie en minúsculas
quehaceres de la vida cotidiana, le estoy ofreciendo algo que no tiene
precio…bah sí lo tiene y es el precio
es…
- Sí, tiene razón, además estoy tan aburrido…
-¡Esaaa es la actitud carajo! Entonces para el miércoles
estamos, ¿le parece a las seis y media?
-Es demasiado pronto…
-Es lo único que tengo disponible… disculpe pero esto del
Stargate se mueve bastante, si no tendría que esperar unos dos o tres meses…
-No, no está bien, quedamos así, páseme la dirección por
favor…
}
-Pero por supuesto, tiene para anotar, es Hércules Binda
1778, queda en el barrio Manuelita, en lo posible no venga con camiseta de
fútbol, porque el barrio está bastante picante, en especial de Muñiz; Alem o
Comunicaciones…
-No sé ni quienes son…
-Perfecto, mejor entonces, lo espero, y recuerde que el
precio sería…
Fernando Castillo, iba a viajar por universos paralelos. Esa
noche no pudo dormir, estuvo muy cariñoso con su mujer, cocinó para los dos y
alquiló Stargate, hacía mucho tiempo que no la veía. La película era una
mierda, el libro es mejor. Como casi siempre.
Pensó por momentos que era una locura lo que iba a hacer.
Pero también en lo aburrido que estaba con su vida, no iba a desperdiciar ésta
posibilidad única.
A la hora señalada Castillo llegó a la casa de Ra. Un
imponente chalet que desentonaba con el barrio en dónde estaba ubicado, lo
habían parado varías veces desde que bajo del colectivo hasta las dos cuadras
que lo separaban de la casa de Raúl; amigo está perdido; no, no, voy a lo de
Ra; ahhhh pasé pasé… había zafado, parece que Ra tiene algún tipo de influencia
en Manuelita.
-Un gusto conocerlo Fernando, pase, pase póngase cómodo,
estaba tomando unos mates, me imagino que tendrá muchas preguntas antes del
viaje.
-La verdad que no tantas, estoy un poco curioso, me gustaría
ver el Stargate.
- Seguro hombre, pero antes deme su tarjeta y documento, que
tenemos que pasarla por el posnet….
Luego de los asuntos administrativos, Ra lo invitó a pasar
al patio para ver la puerta. El pasto recién
cortado, muchos árboles frutales y en el fondo un arco de fútbol once
profesional de madera. Y la puerta, preguntó Fernando.
La puerta… el portal
es el arco, le dijo Ra, mientras tomaba
una pelota pulpo y lo invitaba a acercarse.
-Me re cagaste, hijo de puta, me estas cargando, me…
Fernando Castillo rompió en llanto. Se sentía defraudado en su
confianza e ilusiones. Cómo podía explicar que había gastado tanto dinero, cómo
toleraría la mirada de los otros que lo tratarían como un idiota, cómo le diría
a su mujer que estaba pagando en dieciocho cuotas un viaje a civilizaciones
antiguas a través de un portal que había encontrado en la puerta del baño de un
McDonald´s.
Mientras tanto Ra le pegaba a la pulpo, le daba con el
empeine desde más o menos diez metros. Castillo no lo podía creer, el tipo que
lo había cagado ni se mosqueó ante su dolor e intentaba pegarle a la pelota con
clase, que de hecho la tenía.
Parecía un jugador de
la década del setenta: bigotes, pelo largo hasta los hombros, shorcito corto, alpargatas
negras y flaco. Era delgado Ra, pero con una panza que le
sobresalía de la remera de Deportivo
Español que le quedaba visiblemente chica.
Iba y venía Ra, en busca de la pelota. Fallaba y Fallaba, se
puteaba así mismo en cada error.
-¿Qué estás haciendo?, abrime la puerta que me voy, te pones
a jugar a pelota… no lo puedo creer. Cómo le explico a Norma….
-¡Te podes callar pelotudo!, me desconcentras….
Ra lo miró. Castillo no preguntó más, lo sabía todo.
La puerta a la otra dimensión era ese arco, en el fin del
mundo, en el barrio Manuelita, en el conurbano profundo de la Provincia de
Buenos Aires. La forma de activarlo era pegarle al vértice del ángulo izquierdo
del arco, no había jeroglíficos ni intrincadas palabras. Había que encontrar el
chanfle imperfecto que diera en el palo.
En un nuevo intento, Ra tomo la pelota, la acomodo, miro
hacia el arco y saco un tiro débil pero
que dio en el lugar exacto. En ese instante, el arco de once se convirtió en
una pared sostenida de agua cristalina, como una catarata que luchaba por
salirse de ese rectángulo.
-Dale, dale que dura poco.
Castillo que estaba acostado en el pasto, se repuso
inmediatamente, tomo su bolso y corrió hacia el arco como un número nueve en
busca del centro del wing. Se detuvo abruptamente casi en la línea del arco,
miro a Ra, que con los brazos en jarra asentía con aprobación. El sol comenzaba
a asomar. Luego saltó
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-¿Hace cuánto llego?
-y dos horas… estamos tratando de identificarlo…
Castillo estaba atrapado, tenía tal cansancio que casi le
impedía abrir los ojos, escuchaba un lenguaje que no comprendía, seguramente
hablaban de él, lo iban a tener prisionero, tenía miedo, no podía moverse, estaba
atado a la cama. No intentó zafarse, era inútil.
-¿Dijo algo?
-Si, que venía desde un portal…así me dijo el tipo de
seguridad, llego a la puerta y le preguntó en qué mundo estaba…
-Pavada de pregunta… dale dos inyectables de la papuzza a
ver si lo tenemos de nuevo entre nosotros.
Fernando Castillo
sintió el pinchazo en el muslo, pensó que iba a pasar mucho tiempo allí, esos
dos seres vestidos de blanco lo habían atrapado, quién sabe hasta cuándo.