sábado, 30 de agosto de 2014

Mundo Paralelos



“Todos estamos aparentemente atrapados
en un mundo mental en el que las visiones se diluyen
con la ensoñación y el deseo”
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                      Oé Kenzaburo


Fernando Castillo pensó, parafraseando a Walsh que “Las puertas de los baños, son la imprenta de las perversiones”. Estaba cagando en el baño de un McDonald´s y en el esfuerzo, comenzó a observar la puerta blanca y las esquelas típicas.
Había como es habitual invitaciones a felatios gratuitos con su debido contacto telefónico; cruces de alto contenido sexual entre equipos de fútbol, la más destacada: “Cuando me muera donaré todos mis órganos, menos la pija que es para Lanús”; había cruces políticos maravillosos, dignos de la retórica de hoy, “Más contento que radical con helicóptero nuevo” era el más destacado; en fin, Fernando leía entre esfuerzos y vio en  la esquina un sticker naranja flúor con letras negras: “Stargate:  El portal hacía la aventura”.
Anotó el celular. Uno nunca sabe porque hace cosas pelotudas, simplemente las hace. Como llamar por teléfono al número de un adhesivo del baño que dice Stargate  y combinar una cita.
-Hola qué tal, mi nombre es…

-Fernando

-¿Cómo lo sabe?

-Es mi laburo pibe, no te asustes, yo soy Raúl Bengoechea, pero me dicen Ra, te la hago corta, porque estoy con un temita con un proveedor del kiosko; la cuestión es que te ofrezco algo único en el mercado, tengo el Stargate, con el que podes viajar a civilizaciones desconocidas, unos universos paralelos que te caes de culo, ¿cazas algo de lo qué te digo?

 Fernando todavía estaba sorprendido, cómo sabía su nombre, y balbuceó, casi entre dientes:

-Co…como… la película me decís…

-Exaaactamenteee, igualito, está teniendo mucha salida el City tour que te lleva a una ciudad antigua gobernada por dioses mitad egipcios, mitad mayas, se puede pagar con tarjeta de crédito, en cómodas cuotas,  eso si tenes que traer el DNI.

-¿El documento para qué?

- y pasa que la Secretaría de Transportes lo exige viste, acá cumplimos todas las reglamentaciones a raja tabla, podes llevar un bolso de mano y bueno, nada eso… ¿cuándo tenes pensado viajar?

-Mire Raúl…

-Ra, decime Ra.

-Ra, no sé tengo que consultarlo con mi señora, no son decisiones que se tomen de un día para otro…

-¡Vaaaaamos Fernando! Estas son cosas que no se piensan demasiado, tiene una oportunidad única, no la desperdicie en minúsculas quehaceres de la vida cotidiana, le estoy ofreciendo algo que no tiene precio…bah sí lo tiene y es el  precio es…

- Sí, tiene razón, además estoy tan aburrido…

-¡Esaaa es la actitud carajo! Entonces para el miércoles estamos, ¿le parece a las seis y media?

-Es demasiado pronto…

-Es lo único que tengo disponible… disculpe pero esto del Stargate se mueve bastante, si no tendría que esperar unos dos o tres meses…

-No, no está bien, quedamos así, páseme la dirección por favor…
}
-Pero por supuesto, tiene para anotar, es Hércules Binda 1778, queda en el barrio Manuelita, en lo posible no venga con camiseta de fútbol, porque el barrio está bastante picante, en especial de Muñiz; Alem o Comunicaciones…

-No sé ni quienes son…

-Perfecto, mejor entonces, lo espero, y recuerde que el precio sería…

Fernando Castillo,  iba a viajar por universos paralelos. Esa noche no pudo dormir, estuvo muy cariñoso con su mujer, cocinó para los dos y alquiló Stargate, hacía mucho tiempo que no la veía. La película era una mierda, el libro es mejor. Como casi siempre.
Pensó por momentos que era una locura lo que iba a hacer. Pero también en lo aburrido que estaba con su vida, no iba a desperdiciar ésta posibilidad única.
A la hora señalada Castillo llegó a la casa de Ra. Un imponente chalet que desentonaba con el barrio en dónde estaba ubicado, lo habían parado varías veces desde que bajo del colectivo hasta las dos cuadras que lo separaban de la casa de Raúl; amigo está perdido; no, no, voy a lo de Ra; ahhhh pasé pasé… había zafado, parece que Ra tiene algún tipo de influencia en Manuelita.

-Un gusto conocerlo Fernando, pase, pase póngase cómodo, estaba tomando unos mates, me imagino que tendrá muchas preguntas antes del viaje.

-La verdad que no tantas, estoy un poco curioso, me gustaría ver el Stargate.

- Seguro hombre, pero antes deme su tarjeta y documento, que tenemos que pasarla por el posnet….
Luego de los asuntos administrativos, Ra lo invitó a pasar al patio para ver la puerta. El pasto recién  cortado, muchos árboles frutales y en el fondo un arco de fútbol once profesional de madera. Y la puerta, preguntó Fernando.

 La puerta… el portal es  el arco, le dijo Ra, mientras tomaba una pelota pulpo y lo invitaba a acercarse.
-Me re cagaste, hijo de puta, me estas cargando, me…

Fernando Castillo  rompió en llanto. Se sentía defraudado en su confianza e ilusiones. Cómo podía explicar que había gastado tanto dinero, cómo toleraría la mirada de los otros que lo tratarían como un idiota, cómo le diría a su mujer que estaba pagando en dieciocho cuotas un viaje a civilizaciones antiguas a través de un portal que había encontrado en la puerta del baño de un McDonald´s.
Mientras tanto Ra le pegaba a la pulpo, le daba con el empeine desde más o menos diez metros. Castillo no lo podía creer, el tipo que lo había cagado ni se mosqueó ante su dolor e intentaba pegarle a la pelota con clase, que de hecho la tenía.

 Parecía un jugador de la década del setenta: bigotes, pelo largo  hasta los hombros, shorcito corto, alpargatas negras y flaco. Era delgado Ra, pero con una panza que le sobresalía de  la remera de Deportivo Español que le quedaba visiblemente chica.

Iba y venía Ra, en busca de la pelota. Fallaba y Fallaba, se puteaba así mismo en cada error.
-¿Qué estás haciendo?, abrime la puerta que me voy, te pones a jugar a pelota… no lo puedo creer. Cómo le explico a Norma….
-¡Te podes callar pelotudo!, me desconcentras….

Ra lo miró. Castillo no preguntó más, lo sabía todo.
La puerta a la otra dimensión era ese arco, en el fin del mundo, en el barrio Manuelita, en el conurbano profundo de la Provincia de Buenos Aires. La forma de activarlo era pegarle al vértice del ángulo izquierdo del arco, no había jeroglíficos ni intrincadas palabras. Había que encontrar el chanfle imperfecto que diera en el palo.

En un nuevo intento, Ra tomo la pelota, la acomodo, miro hacia el arco  y saco un tiro débil pero que dio en el lugar exacto. En ese instante, el arco de once se convirtió en una pared sostenida de agua cristalina, como una catarata que luchaba por salirse de ese rectángulo.

-Dale, dale que dura poco.

Castillo que estaba acostado en el pasto, se repuso inmediatamente, tomo su bolso y corrió hacia el arco como un número nueve en busca del centro del wing. Se detuvo abruptamente casi en la línea del arco, miro a Ra, que con los brazos en jarra asentía con aprobación. El sol comenzaba a asomar. Luego saltó


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-¿Hace cuánto llego?

-y dos horas… estamos tratando de identificarlo…
Castillo estaba atrapado, tenía tal cansancio que casi le impedía abrir los ojos, escuchaba un lenguaje que no comprendía, seguramente hablaban de él, lo iban a tener prisionero, tenía miedo, no podía moverse, estaba atado a la cama. No intentó zafarse, era inútil.

-¿Dijo algo?
-Si, que venía desde un portal…así me dijo el tipo de seguridad, llego a la puerta y le preguntó en qué mundo estaba…

-Pavada de pregunta… dale dos inyectables de la papuzza a ver si lo tenemos de nuevo entre nosotros.

 Fernando Castillo sintió el pinchazo en el muslo, pensó que iba a pasar mucho tiempo allí, esos dos seres vestidos de blanco lo habían atrapado, quién sabe hasta cuándo.


 


  

lunes, 4 de agosto de 2014

La insoportable levedad del Fernet


“Si por desgracia se abriera alguna rendija de tiempo en la solida sustancia de sus distracciones,
 siempre queda el soma:
 medio gramo para un asueto, un gramo para fin de semana, dos gramos para viaje al bello Oriente, tres para
una oscura eternidad en la Luna”
A.H.

-Escuchá, si la edad de la tierra pudiera medirse en un año calendario, desde el primero de enero hasta el 14 de diciembre no habría más que micro organismos. El 15 de diciembre aparecen los primeros dinosaurios. Recién el 31 de diciembre a las diez y media de la noche, el hombre en su forma más primitiva hace su aparición.
-No somos nada… ¿No?
-¡Qué te parece! Los putos dinosaurios estuvieron 160 millones de años, quince días.
-¿Vivos?
-Si Susana, mira que sos pelotudo…
- No te calentes, sabes que no me tomo nada en serio y más con media botella de ferné encima.
- Si, si ya sé, ya sé, pero quiero que entiendas la dimensión de lo que te estoy diciendo, los putos dinosaurios…
-Por qué putos, es despectivo lo que decís del triceratops por ejemplo, ese era el que más me gustaba de chico… además si los dinosaurios son putos es cosa de ellos, acaso ellos se metieron en la sexualidad de los homo sapiens…más respeto…   
- Bueno, perdón, te gustaba porque te identificas con los cuernos… decía, los señores dinosaurios ¿Es mejor así?
-Dale, seguí, che, no hay más hielo…
- Si, fijate en la heladera abajo, bueno me olvidé, me olvidé, que te iba a decir….
-¡Mira que sos borracho!, seguro que era una idea genial…jajajja, seguro te la iban a levantar de la National Geographic… ibas a jajaja a salir hablando en un documental sobre tu teoría…
-No seas boludo… me hiciste olvidar… era una idea propia, eso es muy importante en el mundo de las ideas; Foucault “El hombre a muerto”; Nietzsche “Dios ha muerto”; Susana “Los Dinosaurios han muerto y volvieron a nacer”…
- Ya te pegó…
-Era una idea original querido, para que te den bola en el campo intelectual, tenes que mandar algo bien fuerte, no como los ferné que armas vos… ponele un poco más pijotero…
-La posta, la verdad, me la dijo un viejo más borracho que vos, en el Club Villa Tranquila.
-¿Un sabio el tipo no?
-Mirá, no sé si sabio, pero el viejo iba a jugar al truco todos los días, los jueves iba con unos amigos a jugar al fulbo y como era conocido de mi abuelo…
-¿Tu abuelo no se murió?
-Si salame, se murió pero tuvo gente conocida, amiga, qué pasa te morís y no hay más nadie que te recuerde…
-No bueno, no, ¿vamos a comprar una coca más?
-Si, pero bancá que te cuento, resulta que el viejo me dijo una vez, que él no le temía al imperialismo Norteamericano, al Ruso o al Chino. Que él era un tipo muy leído, que así como lo veía…
-Borracho.
-Claro, si, borracho, creo que por eso lo decía, que así como lo veía borracho, había sido un pensador muy importante en su tiempo…
-Estamos de joda, dale, pero  ¿a qué le temía el viejo?
- Le temía al Imperialismo cordobés.
-jajajjaja pará no puedo más, basta… cuando pienso que llegaste al punto máximo de…
-Era la época de Rodrigo, todos cordobeses, el viejo decía que estaba podrido de la canción “Lo tomo sin sin soda porque así pega más” que el ferné es el soma de nuestro tiempo me dijo…
-¿El qué?
-El soma, es una droga del libro “Un mundo feliz”, los tipos la tomaban y ahogaban sus penas, era un mundo futurista…-
-¡Me acordé!
-¿De la novela, Huxley, del soma, de la idea?
- No, bola, acá a la vuelta hay un quiosquito, abierto toda la noche que nos vende branca y no te arranca la cabeza.
-  Vamos, podríamos comprar unas papas también.




La venganza nunca

Federico Urruti suplicaba. De rodillas, pedía por su vida. Tenía un arma apoyada en la cabeza.
De su verdugo sólo podía ver sus botas perfectamente lustradas,  cuero marrón, con las puntas en forma de calavera.  No dejaba de Llorar. Sus hijos, su esposa, su amante, su madre, su dinero, su todo.
Intentó moverse un poco; que no me mires cabrón, quietecito…
Un disparo más en el DF Mexicano. Nadie pregunta quién, qué, por qué.
 Es sólo un disparo, uno más.
Le habían indicado que vivía en Lomas de Chapultepec. Le preguntaron a quien encargaría el Patrón. Nunca hablaba demasiado. Que no, que es cosa mía y sólo mía. Pidió los datos necesarios para el trabajo. Hacía más de veinte años que no bajaba a las calles. Ahora era él quien mandaba. Estaba un poco nervioso, ansioso, deseoso. Pidió la zona sin problemas, una historia para entrar a la casa y que arreglarán de una vez el puto asunto de la reunión con la familia Michoacana. Eso si lo mantenía preocupado. Luego del trabajo, se debía resolver.
Sonó el timbre, Urruti atendió el portero. Estaba sólo, su mujer se había ido a llevar al colegio a los niños. La mucama había faltado otra vez. La iba a echar. Era el gasista. Desde la noche había un escape en la cocina, la cuadrilla municipal había cerrado la llave principal y les informaron que debían llamar a un profesional matriculado. Urruti se había quedado a esperarlo. Toco el botón del portero para abrir y siguió leyendo el periódico, tenía unos minutos hasta que el hombre cruzará el parque.
Tocaron la puerta. Vio la cámara de seguridad y le pareció conocerlo.
Cuando abrió, un golpe directo  a la nariz le dispersó la idea de ir al teatro por la noche. Sintió la sangre, se estaba cayendo, pero el brazo del gasista boxeador lo impidió y le ordenó arrodillarse, de espaldas, que no lo mire, le gritó.
Quitecito cabrón, quietecito…
  El disparo le manchó la camisa, las manos y hasta la cara. No había tomado la suficiente distancia y eso era falta de práctica.
Salió de la casa, caminó por el jardín hacía la salida. Sonreía. Los trabajos concluidos siempre lo satisfacían. Recordó los motivos: cuando ese hijo de puta jugaba con su hambre y le mostraba las tortas de jamón…nunca le convidaba, cuando le negaba siempre los juguetes que él nunca tuvo, la pelota cuadrada, las golosinas, el frío. Sintió el frío y la sonrisa devino en furia. Podía alguien ser tan cruel con un pobre diablo como él. Si,  Federico Quico Urruti, ese idiota niño malcriado.
El Chavo atravesó el umbral. Recordó que “La venganza nunca…la venganza nunca…” se le había olvidado como seguía, no importa, se dijo, había otros asuntos que arreglar.