domingo, 24 de enero de 2010

No habrá más penas ni olvido...


El próximo viernes se cumplen 13 años de la muerte de Osvaldo Soriano.
Llegué a él en una de las tantas tardes de aburrimiento de domingo, en la feria hippie de San miguel compré "No habrá más penas ni olvido" su segunda novela, que el puestero me vendió por la módica suma de diez pesos, porque le faltaba una página del prólogo.
Me llevé a Soriano esa vez, y nunca más lo dejé.
Qué puedo decir, qué elogio puedo darle, yo uno de tantos estudiantes de periodismo. Ninguno. Sólo que me hizo y me hace feliz leerlo, y eso no es poco al menos para mí.
También que lo extrañó, aunque no lo conocí, que admiro su obra y porque no me hubiera gustado jugar un picadito con él.

Cuando el gordo falleció el 29 de enero de 1997, Eduardo Galeano escribió éste texto en Página 12:

EL CARTERO

Lo vi en el ataúd, con esa cara plácida y jodona, y pensé: Es un chiste. No hay duda. El Gordo se está haciendo el muerto para hacer sufrir a los amigos. Nos está tomando el pelo, pensé. Pero Manuel Soriano, el hijo del Gordo, que es idéntico al Gordo aunque mucho más chiquito y que andaba por ahí con su camiseta de San Lorenzo, nos dio la justa. El le había dado una carta al padre, para que se la entregara a Filipi. Filipi, gran amigo de Manuel, había muerto también, un poco antes, y él lo había enterrado, con cruz y todo, en un pocito del fondo de su casa. Filipi tenía forma de lagartija y costumbres de camaleón, porque cambiaba de color cuando quería. En la carta, Manuel le decía que lo extrañaba mucho y le enseñaba un jueguito, para que Filipi pudiera entretenerse en la muerte, que es muy aburrida. En el jueguito había que escribir las letras que faltaban: "Usá las uñas, Filipi", le decía Manuel. Entonces lo vi claro. El Gordo se nos fue por un ratito nomás. Está trabajando de cartero de su hijo. Ahora nomás vuelve. A mí ya me parecía, porque es evidentísimo que este mundo no puede ser tan espantosamente triste, solitario y final; y un tipo tan buenazo como el Gordo no podía hacernos la cochinada de dejarnos sin él.

jueves, 14 de enero de 2010

Los argentinos moscas.


Un viejo del club Villa Tranquila, me explicó la teoría de la mosca. Me contó que luego de varias experimentaciones y análisis científicos que estos bichos son profundamente boludas. Sus palabras fueron las siguientes: “Vio lo que pasa con las moscas… estás lo más tranquilo, viene una mosca y te quiere picar, uno naturalmente la espanta con el brazo. Ella se va. Pero ella luego de un rato vuelve al mismo lugar, y es en ese sitio donde seguramente morirá… aplastada por nuestra ágil mano. En definitiva abatida por su propia estupidez”.
El viejo después dijo que sus experiencias, sus vivencias, lo hacen pensar que los argentinos tenemos la misma lógica que las moscas. Una lógica de café, pero a juzgar por los hechos: Redrado no garpa; el mono Clarín; el campo oligarca; la inseguridad “Nos están matando”; la izquierda derechosa, Cobos y esa bolsa de gatos que es la oposición. Volvemos como es nuestra naturaleza, al lugar más cómodo: “No sé de que se trata pero me opongo”, a comprar la carne podrida de los grandes grupos económicos, a sabotear nuestro propio país.
En fin a ser moscas, que también, agregó el anciano: Comen mierda.

JAURETCHE NOT DEAD!


Arturo Jauretche y...
La economía moderna
“La economía moderna es dirigida. O la dirige el Estado o la dirigen los poderes económicos. Estamos en un mundo económicamente organizado por medidas políticas, y el que no organiza su economía políticamente es una víctima. El cuento de la división internacional del trabajo, con el de la libertad de comercio, que es su ejecución, es pues una de las tantas formulaciones doctrinarias, destinadas a impedir que organicemos sobre los hechos nuestra propia doctrina económica.”
El FMI
“Asesorarse con los técnicos del Fondo Monetario Internacional es lo mismo que ir al almacén con el manual del comprador, escrito por el almacenero.”

La economía… ¿Para unos pocos?

“En economía no hay nada misterioso ni inaccesible al entendimiento del hombre de la calle. Si hay un misterio, reside él en el oculto propósito que puede perseguir el economista y que no es otro que la disimulación del interés concreto a que se sirve.”


Los Bancos

“Pero los propietarios de los bancos privados no son los depositantes, sino un grupo de financieros que controla el capital accionario, recoge los ahorros de los depositantes y lo dirige hacia los fines que interesan a ese grupo financiero.”


Clarín

“Porque estos periódicos tan celosos de la censura oficial se autocensuran cuando se trata del avisador; el columnista no debe chocar con la administración. Las doctrinas, los hechos, los hombres, se discriminan en función del aviso; así hay tabúes tácitos y se sabe que no se debe mencionar, que camino no hay que aconsejar, que cosas son inconvenientes”


Clarinete

“Porque los medios de información y la difusión de ideas están gobernadas, como los precios en el mercado y son también mercaderías. La prensa nos dice todos los días que su libertad es imprescindible para el desarrollo de la sociedad humana, y nos propone sus beneficios por oposición a los sistemas que la restringen por medio del estatismo. Pero nos oculta la naturaleza de esa libertad, tan restrictiva como la del estado, aunque más hipócrita, porque le libre acceso a las fuentes de información no implica la libre discusión, ni la honesta difusión, ya que ese libre acceso se condiciona a los intereses de los grupos dominantes que dan la versión y la difunden”

martes, 5 de enero de 2010

El Necio. Silvio Rodriguez

Para no hacer de mi ícono pedazos,para salvarme entre únicos e impares,para cederme un lugar en su Parnaso,para darme un rinconcito en sus altares.me vienen a convidar a arrepentirme,me vienen a convidar a que no pierda,mi vienen a convidar a indefinirme,me vienen a convidar a tanta mierda.

Yo no se lo que es el destino,caminando fui lo que fui.Allá Dios, que será divino.Yo me muero como viví.

Yo quiero seguir jugando a lo perdido,yo quiero ser a la zurda más que diestro,yo quiero hacer un congreso del unido,yo quiero rezar a fondo un hijonuestro.Dirán que pasó de moda la locura,dirán que la gente es mala y no merece,más yo seguiré soñando travesuras(acaso multiplicar panes y peces).

Yo no se lo que es el destino,caminando fui lo que fui.Allá Dios, que será divino.Yo me muero como viví.

Dicen que me arrastrarán po sobre rocascuando la Revolución se venga abajo,que machacarán mis manos y mi boca,que me arrancarán los ojos y el badajo.Será que la necedad parió conmigo,la necedad de lo que hoy result anecio:la necedad de asumir al enemigo,la necedad de vivir sin tener precio.

Yo no se lo que es el destino,caminando fui lo que fui.Allá Dios, que será divino.Yo me muero como viví.

Títulos

Trabajo en un gran medio de comunicación. Un gran diario argentino, un Mono, mono, mono,mono,mono,polio. Pero no puedo revelar en dónde trabajo, no sería ético ya que voy a contar algo que me pasó en la redacción.
El lunes a la noche murió Sandro, si se los digo es porque siempre hay un desinformado y porque es crucial en mí historia que todos sepan que falleció el gitano, el hombre de la rosa, Sandro de América, el que comenzó con los del fuego, el único… en fin. Resulta que me pidieron unos títulos para la edición online, también trabajo para papel y además hacemos horas extras en la casa de la señora: Cortamos el pasto, le damos de comer a los perritos Néstor y Cristina… en fin…
Me puse un poco nervioso, imagínense, yo estaba haciendo el signo libra del horóscopo porque la mininita que lo hace faltó… siempre falta.
Busqué rápidamente en mi estrecha mente. Me metí a Wikipedia y juro que leí todo el perfil de Roberto Sánchez (se llama así en realidad, Sandro es el nombre artístico). Afortunadamente, la chispa de la creatividad nunca me abandona y estos títulos le entregué al señor editor:

1. Lloran las rosas
Murió Sandro
2. El faso le arrancó la vida de un tirón
Murió Sandro
3. Se apagó el fuego
Murió Sandro

-Ajá, ¿me estás jodiendo pedazo de pelotudo? Me dijo firmemente el señor editor.
- No señor. Le contesté.
Trabajaba en un gran medio de comunicación. Un gran diario argentino, un Mono, mono, mono, mono, mono, polio. Pero no puedo revelar en dónde trabajaba…

Qué alguien me contesté

¿A quién mierda le importa el Rally Dakar?

Siglo 21 Cambalache


“Esa canción es un pájaro lastimado”, dirigida por Jorge Gusman.

La soledad de la vida moderna, lo cotidiano, el desempleo, la persecución, la superficialidad, la ambición de fotografiar a Dios, los que están con el poder y unas fetas de mortadela como único alimento. Todo puede suceder en ésta obra, un muy buen exponente del teatro absurdo, que se convierte en un caleidoscopio de las situaciones más variadas y antagónicas.
Los cuatro personajes, son los hilos conductores; Berta es una pobre joven que está desesperada por encontrar trabajo y se encuentra con un psicópata-mitómano en un estudio fotográfico, los dos allí, en busca de un empleo. Tito es el supuesto jefe y un típico chanta argentino que se quiere salvar a toda costa. Por último el personaje de Susana representa la estupidez y la frivolidad, que también vino por el aviso clasificado. Los personajes hacen pensar y reflexionar al espectador acerca de aspectos de la actualidad, y si bien la obra es de los años ’70, lo alarmante es la vigencia que tiene, aún apelando a lo absurdo y sin sentido, toman forma e invitan a reflexionar a quién quiera y de lo que guste. Será por eso que al comienzo de la obra suena la versión de Luis Eduardo Aute, del tango Cambalache, donde Discépolo afirmó que “Nada es mejor y todo es igual”.
La obra teatral del autor fallecido Alberto Adellach, invita a múltiples interpretaciones, sin que ninguna pueda ser desestimada y es precisamente eso lo que la hace potente, amplia e inquisitiva hacía nuestro mundo, el del 510 y el del 2010 también.
En el paseo de la Manzana de las luces, Perú 272, Viernes 21.30, entrada $15 pesos.


Mauri Vainilla



viernes, 1 de enero de 2010

Pan dulce


Publicado en Crítica de la Argentina el 31-12-2009

Pan dulce
Yo tenía un amigo que al culo de las mujeres le decía pan dulce. Desgraciadamente para todos los lectores no me referiré en esta oportunidad a ese pan dulce sino al verdadero, al pan dulce de Navidad y a un vendedor muy especial de la plaza Once.
Para las fiestas, la gente se pone como loca, sacan el monstruo tiránico y consumista que tienen dentro y se vienen al Once a gastarse los pocos mangos que les quedan. Siempre dije que a las fiestas habría que anularlas, son lo más contraproducente que existe, atentan contra la familia. Imagínense nomás que tíos y primos, suegros y demás deben verse las caras obligatoriamente para levantar la copa del año nuevo. Y gente que, tal vez, durante el año no se dan ni la hora. Viejos rencores, rencillas políticas, dramas familiares afloran en estas épocas. Y después viene lo peor, los días sin un mango, el 1, 2 y 3 de enero donde nadie tiene un peso y con la soga al cuello tomamos mate cocido esperando el 5, 6 y 7 para cobrar y volver –¡al fin!– a nuestra feliz normalidad, con las fiestas bien lejos.
Pero no todas las historias navideñas deben ser así, queridos lectores, también hay fiestas en paz, alegres, con la esperanza de que un mundo mejor es posible. Todavía es bueno y hasta necesario pensar que un gran país para construir entre todos nos espera. Y sólo por eso, ¿por qué no?, vale la pena levantar la copa de sidra otro año más.
No obstante, me quedé detenido, en la esquina de Once, pensando en esto y mirando al nenito vender los panes dulces.
–Comprame uno, grone –me dijo al verme parado como un gil.
–¿No serás un rati, vos? –me inquirió con sospecha al ver que no le respondía.
El niño me ofreció cada pan dulce a tres pesitos, de una marca desconocida; al principio los compré con desconfianza, tenía miedo de que sean panes dulces vencidos, que habían quedado del año pasado o pertenecieran a un plan asistencial que los gobiernos siempre arman para estas fechas.
¿Por qué debía pensar mal del niño? Tal vez, fueran panes dulces reales, de una fábrica que había decidido venderlos baratos y eso es todo.
Le compré tres y me volví a mi casa, casi contento.


Washington Cucurto es el seudónimo de Santiago Vega, poeta, narrador y editor argentino, nacido en Quilmes hacia 1973.Dirigió la editorial Eloísa Cartonera, un proyecto social que edita libros de cartón comprado a los cartoneros de Buenos Aires