domingo, 20 de diciembre de 2009

Ella y el

La noche caía en el barrio de los que no tienen voz. Estrella Roja jugaba un partido muy difícil, pero la oscuridad no era un obstáculo para conseguir una victoria. Como siempre en los momentos más cruciales, ella cayó en los pies de el. El tenía el pelo enrulado, sonrisa fresca y en sus ojos la chispa de sentirse ganador. ¡Un golazo!, ¡fue un golazo!, le dijo Goyo mientras trotaban al medio de la cancha con el partido ganado. Ya era tarde, y mañana había que ir a la escuela. El la tomo en sus brazos, intentó limpiarla un poco para que no lo reten en casa, la acarició, la besó, la miró y la puso bajo su brazo. Ella sintió su amor eterno, pensó que tanto había buscado por los rincones del planeta y finalmente había encontrado eso que algunos dicen que mueve al mundo. Y era el, en ese pobrerío. Tenía que ser en el. Ella quiso darle algo, sentía obligación de darle un don y coronar todo eso que todavía no sabía como se llamaba. Naturalmente no se lo pudo decir. El no lo supo en ese momento, pero ella le regaló un segundo más. Le ofreció ese don negado para el resto de los mortales. Comenzó a sospechar de ese poder, cuando dejó en el camino a tres rivales como si fueran maniquíes. Veía las jugadas antes. El era un segundo más rápido, ellos un segundo más lentos. De repente, muy rápido el era parte del Olimpo, las luces de todo eso no lo dejaron ver con claridad. Creyó que esa extraordinaria capacidad la tenía en todos los espacios de su vida. Pero no era así, sólo la tenía en la cancha y por eso cometió errores, se lastimó y sufrió. Por precipitarse, por ingenuo, por ser un humano, en el tiempo que le corresponde, sin ninguna alteración, y con pocas respuestas. Lo vieron llorar por eso, y como en todo amor pasa alguna vez, intentó odiarla. Pero no podía, ella lo había hecho tan feliz. Como ayer la acarició, la besó, recordó tantas cosas hermosas que habían hecho juntos. Nuevamente fueron uno, ella y el.


viernes, 18 de diciembre de 2009

Blanco por dentro.


Alguna vez en éste blog, citamos al periodista y escritor uruguayo Eduardo Galeano. Es porque admiramos su claridad de pensamiento, su coherencia en el tiempo, pero por sobre todas las cosas por esa capacidad natural de simplificar en pocas palabras un concepto, una historia o un hombre.
Un hombre como a Ernesto Che Guevara, un ícono revolucionario, inspiración de juventudes, miles de portadas y por sobre todo alguien que dio todo por un ideal. Galeano apelando a su poder, definió a éste inmenso personaje en las siguientes palabras:
“Hizo lo que dijo y dijo lo que pensó”
El amor de Camila O'Gorman y Ladislao Gutiérrez fue otra lucidez del autor del “Las venas abiertas de América Latina”:
"Ellos eran dos, por error que la noche corrige"
Y hace unos meses recibí otra corta, sencilla y clara apreciación. Dijo Galeano en una entrevista que “Las paredes son la imprenta de los pobres”.
Hoy el diario, dice que en los alrededores de Copenhague, donde se desarrolla la cumbre de las Naciones para el cambio climático, las pintadas dicen:
“Obama ya ganaste el Nobel, ahora te falta merecerlo”. Es una imprenta pobre, pero también sabía. “¿Que ha logrado realmente el presidente Obama?”, se preguntaba en un comunicado el presidente del opositor Partido Republicano, Michael Steele. ¿Cómo?, que alguien me explique, Barack Obama es el comandante en jefe de las principales guerras que hay en la actualidad. Le dieron el Nobel por la paz.
Dirán que son conflictos que heredó, y él no puede safar de las garras de los halcones de Washington.
La historia contará que mientras Barack Obama recibía el premio de la academia sueca, 30.000 marines se embarcaban rumbo a Afganistán, un lugar en el mundo que tiene pocas paredes-imprenta por los “Daños colaterales”; que mientras que el yankee decía en el estrado que no merecía el premio, un niño en las montañas se desvanecía y con él toda esperanza, si algún incrédulo la tuvo en algún momento, de que algo iba a cambiar.
Vuelvo al gran Eduardo, me tomo el atrevimiento de modificar sus palabras para calificar a Obama:
“No hizo lo que dijo y no dijo lo que pensó”
















miércoles, 16 de diciembre de 2009

Un niño en la calle

Canción Para Un Niño En La calle (MERCEDES SOSA Y RENÉ PÉREZ - CALLE 13)

A esta hora exactamente, hay un niño en la calle... ¡Hay un niño en la calle!
Es honra de los hombres proteger lo que crece, cuidar que no haya infancia dispersa por las calles, evitar que naufrague su corazón de barco, su increíble aventura de pan y chocolate poniéndole una estrella en el sitio del hambre.
De otro modo es inútil, de otro modo es absurdo ensayar en la tierra la alegría y el canto, porque de nada vale si hay un niño en la calle.
Todo lo tóxico de mi país a mí me entra por la nariz.Lavo auto, limpio zapato, huelo pega y también huelo pacoRobo billeteras pero soy buena gente, soy una sonrisa sin dientesLluvia sin techo, uña con tierra, soy lo que sobró de la guerraUn estómago vacío, soy un golpe en la rodilla que se cura con el fríoEl mejor guía turístico del arrabal por tres pesos te paseo por la capitalNo necesito visa para volar por el redondel porque yo juego con aviones de papelArroz con piedra, mango con vino y lo que falta me lo imagino
No debe andar el mundo con el amor descalzo enarbolando un diario como un ala en la mano trepándose a los trenes, canjeándonos la risa, golpeándonos el pecho con un ala cansada. No debe andar la vida, recién nacida, a precio, la niñez arriesgada a una estrecha ganancia porque entonces las manos son inútiles fardos y el corazón, apenas, una mala palabra.
Cuando cae la noche duermo despierto, un ojo cerrado y el otro abiertoPor si los tigres me escupen un balazo mi vida es como un circo pero sin payasoVoy caminando por la zanja haciendo malabares con cinco naranjas Pidiendo plata a todos los que pueda en una bicicleta en una sola ruedaSoy oxígeno para este continente, soy lo que descuidó el presidenteNo te asustes si tengo mal aliento, si me ves sin camisa con las tetillas al vientoYo soy un elemento más del paisaje los residuos de la calle son mi camuflajecomo algo que existe que parece de mentira, algo sin vida pero que respira
Pobre del que ha olvidado que hay un niño en la calle, que hay millones de niños que viven en la calle y multitud de niños que crecen en la calle.
Yo los veo apretando su corazón pequeño, mirándonos a todas con fábula en los ojos. Un relámpago trunco les cruza la mirada, porque nadie protege esa vida que crece y el amor se ha perdido, como un niño en la calle.
Oye: a esta hora exactamente hay un niño en la calleHay un niño en la calle

domingo, 13 de diciembre de 2009

Se viene el derechaje?

Es posible un nuevo golpe de estado en Argentina. ¿Será sin botas?, pero con los mismos sectores sociales que avalaron, impulsaron y se enriquecieron con un Estado derecho y humano. Será como en Honduras. Será Mirtha Legrand la que convocará a una marcha multitudinaria...
La excusa podría ser la inseguridad, el revanchismo o el fútbol para todos...
No modifiacaron los medios por los cuales se distribuye el ingreso, no expropiaron empresas sustanciales para la economía argentina, le siguen pagando a los organismos internacionales... pero con qué poco se exacerba la paquetería, cochudez y conservadurimo de la clase media chota argentina.
Es posible. Todo es posible si Obama es premio nobel de la paz.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Un seguro de vida.



El diario hoy habla de ti. Me invitan en Facebook a unirme a “1.000.000 de firmas contra la inseguridad”, un grupo virtual, eso es realmente compromiso por el prójimo, en fin...
En las vidrieras, de los comercios de la localidad de Escobar, unos volantes mal redactados invitan a los vecinos a "comprometerse contra la inseguridad". Nos están matando, dice una señora en la tele, mientras tomo el horrible café de las mañanas. La gente pide a gritos seguridad, la gente tiene miedo. Todos tenemos miedo, generalizan, sistematizan y difunden ese mensaje. Ahora la mujer de la TV llora. Y yo tengo que ir a trabajar. Es temprano para pensar, el café todavía no me hizo efecto.
La inseguridad de la propiedad privada. Un reclamo un burgués. A mí no me toca, no tengo posesión alguna que valga la pena, sólo vendo mi fuerza de trabajo y mí única inseguridad es que me rajen.
La plaza de Escobar está llena de manifestantes y piden seguridad. Entre ellos ¿habrá parientes de Luis Abelardo? Los miro a los ojos, no los comprendo. Un tipo me da una bandera Argentina, que en el color blanco dice SEGURIDAD.
A veces tengo miedo de la miopía de algunos razonamientos.
Ese nene sucio, en patas, con los mocos colgando, me mira la coca que estoy tomando. Se acerca y me pide un poco. El nene se fue con la gaseosa y yo pensando que esa es la verdadera inseguridad.
Comprendí entonces, que en la plaza están un poco más allá y piden por certeza de que un niño coma todos los días; se manifiestan, hermanándose con los movimientos sociales, para que los trabajadores tengan plena certeza de cobrar a fin de mes. Su grito es por más educación y mejores hospitales o no sé… estoy un poco inseguro…
En la televisión el mismo tipo murió en cada unos de los canales. La mujer sigue llorando desconsolada. Mi madre me dice que es terrible como lo mataron. Yo sólo quiero dormir y dejar de tenerle miedo a esos tipos de la plaza.

viernes, 4 de diciembre de 2009

SOBRE LA VIDA

(Poema de Nazim Hikmet, Turquía 1902 - Rusia 1965)

La vida no es broma.
La tomarás en serio,
como lo hace la ardilla, por ejemplo,
sin esperar ayuda ni de aquí ni de allá.
Tu más serio quehacer será vivir.
La vida no es broma.
La tomarás en serio,
pero en serio a tal punto
que puesto contra un muro, por ejemplo,
con las manos atadas,
o en un laboratorio,
de guardapolvo blanco y con grandes anteojos,
tú morirás porque vivan los hombres,
aun aquellos hombres
cuyo rostro ni siquiera conoces.
Y morirás sabiendo, ya sin ninguna duda,
que nada es más hermoso, más cierto que la vida.
La tomarás en serio,
pero en serio a tal punto
que a los setenta años, por ejemplo,
plantarás olivares,
no para que les queden a tus hijos,
sino porque, aunque temas a la muerte,
ya no creerás en ella,
puesto que en tu balanza
la vida habrá pesado mucho más.

NAZIM HIKMET